La receta de este bizcocho se la dieron a mi abuela hace tropecientos mil años y siempre se ha preparado en mi casa para las ocasiones especiales. A todo el mundo le encanta porque es súper esponjoso y tiene un sabor muy rico. Contiene un ingrediente un poco distinto, el anís, pero que es clave para que tenga ese sabor tan característico que lo hace diferente de un bizcocho clásico. Pero no os asustéis, lleva muy poca cantidad y solo sirve para aromatizarlo, os prometo que está buenísimo.
Lógicamente la receta original no es vegana, así que me puse manos a la obra para veganizarla. Y después de algunas pruebas, os traigo una versión sin huevos, ni leche que mantiene todo el sabor y esponjosidad de la receta ancestral.
Lo podemos comer tal cual sale del horno (bueno, dejándolo enfriar un poco primero) aunque si os apetece se puede decorar para hacerlo más presentable. La receta lleva piñones tostados y cerezas confitadas por encima, pero esta vez preferí ponerle unas virutas de chocolate negro.
Haciendo un pequeño homenaje a la "antigüedad" de la receta, he optado por utilizar harina de espelta en lugar de harina de trigo. La espelta tiene más de 7.000 años de historia, es rica en proteínas (ya que contiene los 8 aminoácidos esenciales), tiene vitaminas (sobretodo del grupo B) y minerales (como el hierro, el magnesio y el fósforo). Además este cereal está menos explotado que el trigo y normalmente el que encontramos en el mercado procede de cultivos limpios. El endulzante que he usado también es mucho más saludable que el de la receta de mi abuela, ya que en lugar de azúcar blanco he usado panela, o lo que es lo mismo, azúcar integral de caña, que nos aporta nutrientes esenciales y energía, en lugar de calorías vacías como ocurre con el refinado. Y por supuesto, los huevos los he sustituido por un ingrediente que va a hacer la misma función, la compota de manzana (y que a diferencia del huevo no tiene colesterol). Así que, esta veggie versión no solo está igual de deliciosa sino que es ¡muchísimo más sana!
Los ingredientes que vamos a necesitar son los siguientes:
- 250 g de harina de espelta
- 180 g de azúcar integral de caña (panela)
- 1 sobrecito de levadura química
- 240 ml de compota de manzana (sin edulcorar)
- 1/2 cup (125 ml) de leche de soja ecológica
- 1/2 cup (125 ml) de aceite de oliva
- 1/2 cup (125 ml) de licor de anís
- 1 limón (la ralladura)
- 1 molde de unos 20 cms de diámetro
Preparación:
1. Antes de empezar, precalentamos el horno a 190ºC. También podéis preparar el molde, lo untamos con un poco de aceite de oliva y lo enharinamos, así evitaremos que se pegue mientras se hornea. Lo reservamos.
2. En un cuenco tamizamos la harina y añadimos el sobre de levadura química. Lo mezclamos bien con la ayuda de un tenedor y lo reservamos.
3. En otro bol añadimos el azúcar y la compota de manzana. Con la ayuda de unas varillas removemos para que se disuelva el azúcar y quede una mezcla homogénea.
4. A continuación, añadimos a esta mezcla el resto de ingredientes líquidos, la leche de soja, el aceite de oliva y el anís. Removemos nuevamente hasta que se mezcle bien.
5. Incorporamos poco a poco la harina (con la levadura) y vamos removiendo para que se integre bien.
6. Con la ayuda de un rallador, rallamos la piel del limón (únicamente la zona más superficial, sin que llegue a la parte blanca, para que no amargue) y la agregamos a la masa.
7. Añadimos la mezcla al molde que previamente habíamos engrasado y enharinado, y lo metemos en el horno a altura media, durante 30 minutos o hasta que al pincharlo con un palillo éste salga limpio. Todo dependerá de vuestro horno y del molde que utilicéis.
8. Lo dejamos enfriar en el molde y lo desmoldamos con cuidado.
Como veis, la preparación no tiene ninguna dificultad. En poco tiempo tendréis un bizcocho delicioso, libre de grasas saturadas, sin refinados y lo más importante, sin haber causado daño a ningún animal.
Espero que os guste y lo preparéis en casa, ¡hasta la semana que viene!
No hay comentarios:
Publicar un comentario