Os voy a confesar que la primera vez que hice una tortilla de patatas sin huevos, fue un auténtico desastre (bueno, la primera y la segunda y la tercera jajaja). La textura quedaba demasiado densa, un poco seca y el sabor no me acababa de convencer. Pero no me rendí, probé otras recetas, fui haciendo combinaciones diferentes hasta que, unas cuantas tortillas después, encontré la que más me gustó. Tuve la gran suerte de encontrar un tutorial para preparar tortilla de patatas sin huevos, de la mano de Gastronomía Vegana (<-- tenéis ahí el enlace) en el que explican a la perfección cuál es la función de cada uno de los ingredientes de la mezcla del "no huevo" para que la consistencia, la textura y el sabor sean perfectos. Os lo recomiendo muchísimo.
Como os decía, después de hacer unas cuantas tortillas, he encontrado la que para mi gusto, es la mejor combinación. Vario ligeramente la receta original porqué a mi me gusta así, pero en vuestras manos está encontrar la que más os guste, al fin y al cabo la cocina está para experimentar y ser creativos. Y de tortillas de patata, ¡no hay ninguna igual!
Éstos son los ingredientes que vamos a necesitar (para 1 tortilla pequeña de unos 20 cm de diámetro):
- 3 patatas hermosas
- 1 cebolla grande (o 2 pequeñas)
- aceite de oliva Virgen Extra
- sal del Himalaya
Para la mezcla de "no huevo":
- 38 g de harina de garbanzo
- 1 tablespoon de maicena
- 100 ml de agua
- 45 ml de leche de soja
- 1 tomate maduro pequeño*
- 1/4 teaspoon de sal Kala Namak** (opcional, si no disponéis esta sal, usad sal normal)
- 1/8 teaspoon de cúrcuma en polvo (opcional)
*En la receta original utilizan vinagre suave para neutralizar el sabor del garbanzo, aunque también se puede utilizar tomate, como en este caso.
**La sal Kala Namak o sal negra de la India, es una sal de origen volcánico rica en minerales, que desprende un sabor sulfuroso que recuerda al huevo cocido.
Reduzco a la mitad las cantidades de la mezcla de "no huevo" respecto a la receta original, eso es porque normalmente la tortilla es para mi sola (aunque en mi casa siempre "pican"). De todas maneras si tenéis una cena y la queréis llevar, el tamaño está bien. Además, me gusta más que predomine la patata por encima del resto.
Preparación:
1. Cortamos las patatas por la mitad longitudinalmente, y cada mitad a su vez la partimos por la mitad longitudinalmente también, de manera que al cortarlas en rodajitas, nos queden triángulos. Las rodajas que sean aproximadamente de 3-4 mm de grosor. Por otro lado cortamos la cebolla por la mitad, y luego la picamos fina. Por supuesto, podéis hacer este paso como lo hagáis habitualmente.
2. En una sartén, de 20 cm de diámetro, ponemos abundante aceite de oliva y cuando esté caliente añadimos las patatas y la cebolla con cuidado. Lo dejamos a fuego medio bajo para que no se quemen y a mitad de la cocción les damos la vuelta para que se hagan bien por todos lados. Añadimos sal al gusto.
3. Mientras tanto, en un bol añadimos todos los ingredientes de la mezcla, la harina de garbanzo, la maicena, el agua, la leche de soja, y el tomate troceado (previamente pelado y sin la parte que va unida al tallo), la sal y la cúrcuma (es opcional, pero ayudará a que la tortilla nos quede de color dorado) batimos bien durante 1 minuto.
4. Cuando las patatas y la cebolla estén blanditas, las sacamos de la sartén y las escurrimos para eliminar el exceso de aceite. Las incorporamos al bol de la mezcla líquida y removemos para que se mezcle todo bien.
5. En la sartén donde habíamos freído las patatas ponemos un chorrito de aceite de oliva (una cucharada más o menos) y cuando esté caliente, añadimos la mezcla. Lo repartimos bien con la ayuda de una cuchara de madera y lo dejamos tapado a fuego mínimo durante unos 5 minutos.
6. Pasado este tiempo podéis mover la sartén, para comprobar que la tortilla se ha despegado y se mueve. Si todavía esta pegada, dejarla un poquito más.
7. Le damos la vuelta con la ayuda de la tapa, la volvemos a poner con mucho cuidado en la sartén y con la ayuda de la cuchara metemos los bordes para que nos quede más redonda, la dejamos 4-5 minutos más, tapada y a fuego bajo.
8. Cuando este bien dorada, o a vuestro gusto, retiradla del fuego y dejarla enfriar en un plato. Personalmente me gusta más cuando está templada, además cuando no está tan caliente tiene más firmeza.
¡Y ya está! Ahora no tenéis excusa para preparar una tortilla de patatas riquísima y además mucho más sana porque tiene 0% de colesterol. La podéis acompañar con pan con tomate, haceros bocadillos, pinchitos...¡Lo que más os guste!
Espero que la preparéis, y me contáis.
¡Hasta el jueves que viene!
Como os decía, después de hacer unas cuantas tortillas, he encontrado la que para mi gusto, es la mejor combinación. Vario ligeramente la receta original porqué a mi me gusta así, pero en vuestras manos está encontrar la que más os guste, al fin y al cabo la cocina está para experimentar y ser creativos. Y de tortillas de patata, ¡no hay ninguna igual!
Éstos son los ingredientes que vamos a necesitar (para 1 tortilla pequeña de unos 20 cm de diámetro):
- 3 patatas hermosas
- 1 cebolla grande (o 2 pequeñas)
- aceite de oliva Virgen Extra
- sal del Himalaya
Para la mezcla de "no huevo":
- 38 g de harina de garbanzo
- 1 tablespoon de maicena
- 100 ml de agua
- 45 ml de leche de soja
- 1 tomate maduro pequeño*
- 1/4 teaspoon de sal Kala Namak** (opcional, si no disponéis esta sal, usad sal normal)
- 1/8 teaspoon de cúrcuma en polvo (opcional)
*En la receta original utilizan vinagre suave para neutralizar el sabor del garbanzo, aunque también se puede utilizar tomate, como en este caso.
**La sal Kala Namak o sal negra de la India, es una sal de origen volcánico rica en minerales, que desprende un sabor sulfuroso que recuerda al huevo cocido.
Reduzco a la mitad las cantidades de la mezcla de "no huevo" respecto a la receta original, eso es porque normalmente la tortilla es para mi sola (aunque en mi casa siempre "pican"). De todas maneras si tenéis una cena y la queréis llevar, el tamaño está bien. Además, me gusta más que predomine la patata por encima del resto.
Preparación:
1. Cortamos las patatas por la mitad longitudinalmente, y cada mitad a su vez la partimos por la mitad longitudinalmente también, de manera que al cortarlas en rodajitas, nos queden triángulos. Las rodajas que sean aproximadamente de 3-4 mm de grosor. Por otro lado cortamos la cebolla por la mitad, y luego la picamos fina. Por supuesto, podéis hacer este paso como lo hagáis habitualmente.
2. En una sartén, de 20 cm de diámetro, ponemos abundante aceite de oliva y cuando esté caliente añadimos las patatas y la cebolla con cuidado. Lo dejamos a fuego medio bajo para que no se quemen y a mitad de la cocción les damos la vuelta para que se hagan bien por todos lados. Añadimos sal al gusto.
3. Mientras tanto, en un bol añadimos todos los ingredientes de la mezcla, la harina de garbanzo, la maicena, el agua, la leche de soja, y el tomate troceado (previamente pelado y sin la parte que va unida al tallo), la sal y la cúrcuma (es opcional, pero ayudará a que la tortilla nos quede de color dorado) batimos bien durante 1 minuto.
4. Cuando las patatas y la cebolla estén blanditas, las sacamos de la sartén y las escurrimos para eliminar el exceso de aceite. Las incorporamos al bol de la mezcla líquida y removemos para que se mezcle todo bien.
5. En la sartén donde habíamos freído las patatas ponemos un chorrito de aceite de oliva (una cucharada más o menos) y cuando esté caliente, añadimos la mezcla. Lo repartimos bien con la ayuda de una cuchara de madera y lo dejamos tapado a fuego mínimo durante unos 5 minutos.
6. Pasado este tiempo podéis mover la sartén, para comprobar que la tortilla se ha despegado y se mueve. Si todavía esta pegada, dejarla un poquito más.
7. Le damos la vuelta con la ayuda de la tapa, la volvemos a poner con mucho cuidado en la sartén y con la ayuda de la cuchara metemos los bordes para que nos quede más redonda, la dejamos 4-5 minutos más, tapada y a fuego bajo.
8. Cuando este bien dorada, o a vuestro gusto, retiradla del fuego y dejarla enfriar en un plato. Personalmente me gusta más cuando está templada, además cuando no está tan caliente tiene más firmeza.
¡Y ya está! Ahora no tenéis excusa para preparar una tortilla de patatas riquísima y además mucho más sana porque tiene 0% de colesterol. La podéis acompañar con pan con tomate, haceros bocadillos, pinchitos...¡Lo que más os guste!
Espero que la preparéis, y me contáis.
¡Hasta el jueves que viene!
A mi he has convencido :) De este fin de semana no pasa que pruebe a hacerla. Al igual que a ti, me han salido tortillas horribles, secas, pastosas (llevo poco tiempo en esto) y tengo a mi chico no vegano desesperado, jeje. Pero veo entre los ingredientes la leche y el tomate, además de las fotos tan fantásticas que adjuntas... Y todo tiene una pinta jugosísima. ¡Felicidades por el blog! Se nota que le pones mucho mimo.
ResponderEliminarMil gracias Natalia!!!! :D
EliminarTe entiendo, al principio se hace complicado, pero vale mucho la pena! Si te sirve de consuelo mi chico tampoco lo es ;) pero el pobre se come todo lo que preparo (salga bien o salga mal) pero, de los errores se aprende! Mucho ánimo y a preparar muchas tortillas! Un abrazo
La verdad es que al nunca me había atrevido con la tortilla, ya que estaba un tanto escéptica (tortilla sin huevo?¿), pero esta receta me pareció tan fácil y la fotos se veían tan bien que lo tuve que probar.
ResponderEliminarMe he quedado más que satisfecha con los resultados!! Está buenísima y hasta a mi madre (que no es para nada vegana) le ha encantado.
Sin duda repetiré, muchísimas gracias por compartirla!
Hola Nanitri!!!
EliminarCuánto me alegro que te haya gustado!! (Y a tu madre jejeje) muchas gracias por tu comentario :) un saludo!!!
Aquesta nit en prepararé una!! A veure si amb la teva recepta m'acaba de convèncer el tema truita!! ;-)
ResponderEliminarGracias Miriam. La hemos preparado hoy y estaba para chuparse los dedos.
ResponderEliminarHola Noa! Me alegro muchísimo de que os gustara. Un abrazo :D
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